
El agarre con ganchos no explica cómo escalan cristales. Las ventosas en los dedos tampoco son una alternativa; se ha comprobado que en espacios sin aire, al vacío, permanecen igualmente agarrados. De manera similar, en un ambiente carente de carga electrostática, siguen trepando. En los años sesenta, el científico alemán Uwe Hiller observó que la adhesión de los geckos aumenta cuantos más enlaces atómicos sueltos hay en la superficie por la que se desplazan. Este hecho le llevó a sugerir que usan las fuerzas de Van der Waals —atracciones débiles de corto alcance entre átomos de carga eléctrica opuesta—. Por una parte, la debilidad molecular de la interacción explicaría por qué pueden “pegar” y “despegar” las patas con facilidad, y así correr por muros, techos y cristales. Por otra parte, aparentemente, esta unión endeble no sería suficiente para sustentar el peso de las salamanquesas.
La hipótesis de las fuerzas de Van der Waals fue finalmente corroborada en el año 2000 por un equipo de investigación liderado por el biólogo Kellar Autumn que descubrió cómo funcionan unas nanoestructuras ubicadas en los dedos de los geckos. En la base tienen unas almohadillas conformadas por miles de pelos microscópicos que se dividen en cientos de estructuras más pequeñas llamadas espátulas. Estas se ensanchan y aplanan en la punta formando un triángulo redondeado que aumenta el área de contacto entre el pie y la superficie. Así mismo, el ángulo también determina la adherencia y la velocidad a la que se pueden mover. El efecto combinado de millones de nanoespátulas proporciona fuerza más que suficiente para el desplazamiento de las salamanquesas: "Confirmamos que es la geometría, no la química superficial, lo que permite a un gecko aguantar todo su cuerpo con un solo dedo", apuntó Autumn después del hallazgo. En resumen, la orientación y la unión de Van der Waals hacen la fuerza.

Esta tecnología se está desarrollando para aplicarse en el campo de la medicina con el objetivo de reparar vasos sanguíneos o el sellado de agujeros en el tracto digestivo. También se han creado geckos robots que podrían usarse como simples juguetes, como rastreadores de supervivientes en edificios derrumbados o exploradores del espacio.
De hecho, la misma NASA está construyendo un robot capaz de desplazarse por el exterior de las naves espaciales tal como si fuera una salamanquesa, ya sea para la supervisión o la reparación de averías. De vuelta a la Tierra, el Departamento de Defensa de los EE UU ha desarrollado unas paletas que podrían ayudar a los soldados a escalar paredes infranqueables. De momento, ya permiten aguantar personas de aproximadamente 100 kilogramos de peso y escalar paredes de cristal de más de siete metros de altura. Superar a Spiderman es posible, después de todo, los geckos comen arañas.
Fuente: El País