
Los científicos de las universidades de Sheffield, York y Copenhague han creado un nuevo método para extraer la secuencia de proteínas fósiles de casi 4 millones de años, gracias a restos de huevos de avestruz encontrados en Tanzania y Sudáfrica. Es cierto que no es ADN, pero el hallazgo permite pensar en que se podría obtener información genética de mucho tiempo de antigüedad que cualquier resto actual de ADN, ya que las proteínas son la última expresión del material genético.
La clave fundamental para atrasar la fecha hasta ese punto está en la temperatura. Las muestras analizadas más antiguas proceden de los yacimientos de Laetoli y de Olduvai.
Los autores señalan que la supervivencia de estas proteínas tan antiguas nos pueden aportar una información muy valiosa sobre cómo los humanos y los animales convivían en el pasado; sobre cómo se extinguieron algunas especies y sobre cómo han evolucionado y aparecido nuevas especies hasta llegar a la actualidad.

Hasta ahora el análisis de ADN analizado procedente de sedimentos congelados ha sido de 700.000 años de antigüedad.