
El hongo crece hasta 20 centímetros y tiene otras características especiales como el tallo con escamas puntiagudas que sobresalen. En la base hay una vaina pequeña de piel delgada crece en suelo arenoso y fino desde mayo y, a veces, en septiembre. Las muestras se guardan para que puedan ser transmitidas a cualquier persona interesada que quiera completar su herbario micológico, por supuesto que no se puede comer este hongo.
Los hongos son organismos muy sensibles al cambio climático y al estrés hídrico, ya que dependen mucho de las condiciones climáticas, de las alteraciones o pérdida de sus hábitats e incluso de las invasiones biológicas. Se desconocen los efectos del cambio climático ya que prácticamente no se han realizado estudios científicos que simulen sus posibles efectos a largo plazo. Pero parece demostrado que el aumento de la temperatura y del dióxido de carbono favorece la colonización de hongos micorrizógenos, lo cual parece un mecanismo de respuesta para aumentar la absorción del agua, y así favorecer la supervivencia de las plantas, que curiosamente son las responsables de la retirada de dióxido de carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis.

En cambio, se piensa que habrá un aumento de bosques, y eso significa que habrá un aumento de especies comestibles, pero también pone en peligro a muchas especies de setas características de dunas litorales, por culpa de las temperaturas tan altas que hacen que se forme un deshielo de los glaciares.
Fuentes: Cestasysetas y eldiario